Ilustración: Patricia Metola |
Tal vez, podríamos seleccionar momentos. Un botón que fuese rojo y nos indicase "¡Ahora no chaval!" o uno verde que fuese "Ahora no hay peligro". Sin embargo, mientras escribo lo que esta no-primavera me está dando, me doy cuenta de que no quiero que nadie hurgue en mis pensamientos, que retiro lo dicho. Incluso lo del libro. Supongo que ponemos en nuestras manos nuestros pensamientos y se los mostramos a quien queremos. A veces en forma de email, otras con una sonrisa, una mirada, una caricia. A veces no hace falta decir nada, aunque yo pienso que sí que hay que decirlo (casi)todo. Sobre todo con esta no-primavera. Con esta no-estabilidad meteorológica. Tal vez porque creo que si no lo dices, si te lo callas, si te lo guardas, es posible que crezca algo dentro de ti que un día al despertarte, esté dormido a tu lado y te diga "¡Eh! ¿Te acuerdas de mí? Soy ese no-sentimiento/no-pensamiento que no-dijiste, y estoy aquí, recordándotelo." Supongo que esta es la razón por la que me inquietan a veces los silencios en los que se dice mucho, pero sin decir nada.
No puedo dejar de pensar, y a veces pienso que tal vez si durante un instante, una mano, bonita, suave, grande e inocente,
se metiera en mi cabeza con los ojos cerrados y cogiera uno de esos pensamientos, tal vez así esta no-primavera se calmase un poco. Porque te diré un secreto, creo que controlo el tiempo. Y te diré otro, ni yo misma sé qué marabunta de palabras sin sentido he escrito. Pero esta soy yo, en una noche de mi no-primavera del 2013.
se metiera en mi cabeza con los ojos cerrados y cogiera uno de esos pensamientos, tal vez así esta no-primavera se calmase un poco. Porque te diré un secreto, creo que controlo el tiempo. Y te diré otro, ni yo misma sé qué marabunta de palabras sin sentido he escrito. Pero esta soy yo, en una noche de mi no-primavera del 2013.
Hay tanta verdad en tus palabras. A mi tambien me altera esta no-primavera, este no-hacer, este no-decir, este no-vivir. Hay que librarse de las ataduras y los miedos, solo asi se convierten las no-realidades en realidades
ResponderEliminarCuriosamente, danzando por la red he llegado aquí y también estoy pasando por una no-primavera. Ella devendrá en un verano infernal (no por la temperatura, que ahora nos dicen que quizás no haya verano: http://www.huffingtonpost.es/2013/05/27/2013-ano-sin-verano_n_3341781.html?utm_hp_ref=spain), el cual dará paso a un otoño que será menos otoño que nunca, puesto que ya nada más podrá caer. Finalmente el invierno será el más frío que se recuerde, porque no tendré el calor de un abrazo.
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