jueves, 24 de octubre de 2013

Estoy cansada de ser fuerte

Te dije que me había cansado de ser fuerte...
Como diciéndote a gritos que me ayudaras a ser valiente de nuevo...
Te dije que me había cansado de ser fuerte...
Como quién dice la verdad en el momento adecuado...
Te dije que me había cansado de ser fuerte...
Como el primer sorbo de café en un día muy frío...
Con esa necesidad de confort...
Te dije que me había cansado de ser fuerte...
Pero tú no lo recuerdas...
Te cuesta hacerlo...
Te dije que me había casando de ser fuerte...
Y tú pensaste "¿Y ahora quién me va a salvar a mí?"
Te dije que me había cansado...
...de ser fuerte todo el tiempo...
Pero tú ya no lo recuerdas...
Y también me he cansado de recordártelo...

"Estoy cansada de ser fuerte"

miércoles, 16 de octubre de 2013

My Baby Just Cares For Me



Hace tanto que no te escribo, que casi me da vergüenza sentarme delante del ordenador a hacerlo. Me echo de menos. Es como si me hubieran metido la mano en el pecho y me hubieran sacado todo. El viento de la ciudad me atraviesa y puedo sentir como se refugia en este nuevo vacío. ¿Qué cómo me duele? Tanto, que no siento. Y podría pensar que seguramente eso me aterre y haga que me atormente durante muchos instantes al día. Tal vez sea así. Es como cuando me plantaban uno de esos problemas de la carrera de física en los que a primera vista no sabías que hacer. Y lo leías una y otra vez, porque darles oportunidades a esas cosas siempre funciona... Pero de repente, tras leerlo cuatro o cinco veces te quedas mirando fijamente ese pedazo de papel y piensas qué narices es eso. Y tienes que permanecer en esa silla cuatro horas, delante de ese estúpido papel con esas letras que no consigues descifrar qué te quieren decir. Y ahí estás, frente a algo que no sabes por donde coger. Pero aguantas porque sabes que el tiempo pasa y va a pasar. Así me siento yo, como si mirase un folio en blanco, con el enunciado de un problema, y ni siquiera supiera qué decir, qué hacer o por dónde empezar a afrontar ese dilema. Me pego los días inmersa en esa vorágine de vacío que tengo dentro de mí. Y entonces me pregunto qué es lo peor que te puede pasar, si saber que se deja de querer, si seguir queriendo a alguien que se ha muerto, y por ello, sentir que le quieres con más pasión, si dejar de sentir hasta tal punto que ni siquiera seas capaz de acordarte de la otra persona cuando la ves por la calle...
Así que mientras sigo echándome de menos de una forma necesitada, sucia y despiadada, quiero meterme la mano en el agujero de mi pecho, removerme por dentro, sacar fuera el tapón que tengo en la garganta, en los lagrimales, en la boca del estómago, y sentirme un poco viva de ilusión. Porque sentirme apagada, rota, mal pegada y desvanecida, no me deja caminar tranquila y me tiene alerta constantemente, a todas horas, como si de repente algo volviera a pasar. Como si la muerte viniera y me robase algo más... No te escribo para decirte que te echo de menos, lo hago porque estoy cansada de perder, cuando he sido una buena persona-conversa-personas. Lo hago para ver si estas palabras me provocaban... Lo hago porque no me gusta perder... Lo hago porque al fin y al cabo, esto es lo que me queda... Las palabras.