martes, 18 de junio de 2013

La curiosidad no mató a ningún gato.

 



 Y entonces pasa, ya sabes, llego aquí con la esperanza de escribir todo aquello que llevo dentro, o tal vez escribir un poco de aquello que ya no tengo, o que no tuve o que ni siquiera sé si alguna vez llegaré a tener. Quién sabe qué es lo que pasa exactamente, pero todo pasa. No me gusta creer que todo ocurre por una razón, porque sé que hay cosas que no siguen un camino lógico, que por más que lo intentase, nunca encontraría la respuesta exacta que me convenciera y haría desvanecer mis preguntas. Lo sé, porque lo he visto con mis propios ojos y lo he sentido en mis propios adentros. Últimamente, me cuestiono una y otra vez la razón exacta por la que me metí a estudiar físicas. Lo cierto es que me curiosidad me movió a ello, y como no fue totalmente saciada, como en realidad me encontré con cosas que ni siquiera me podía cuestionar "porque esto es así", quedé un poco en tierra de nadie y mi curiosidad y yo nos fuimos cinco años y medio después, con algunas dudas resultas y otras tantas dispersas. Y esa misma curiosidad, por querer saber el por qué de muchas cosas, qué nos lleva a esto, qué o quién hizo lo otro, es lo que más me pesa, mi pequeño tormento y mi pequeña luz, cada día.

Porque lo cierto es que no sé qué nos impulsa a tomar decisiones y mantenernos firmes en ellas, qué es o qué nos lleva a abandonar, a pasar página, a resolver los vacíos que llevamos dentro. ¿Qué es exactamente? Aunque tuvieras la respuesta, aunque ahora escribieras "Es esto." seguiría preguntándote y por qué, y en qué se basa, y por qué blablabla... Un sin fin de preguntas con respuestas bien dadas y tal vez otras tantas inventadas.

Recuerdo que solía decir que no entendía por qué las personas se abandonan. Abandonar implica dolor, la falta de respuestas, la ausencia de razones lógicas o ilógicas, el silencio eterno. Abandonar en sí, la palabra, ya genera un poco de angustia, sin embargo, pocas veces se abandona. Tal vez, debí formular mejor la pregunta, no entendía por qué la gente deja de quererse. Pero entonces, ni siquiera imaginaba que eso pasara de verdad. Pero a veces pasa. Y no creo que haya una respuesta única que sentencie esa duda angustiosa. Tampoco creo que haya que centrarse en ello.
Hace poco me dijeron que en estos temas, uno no puede buscar la lógica a los comportamientos o las respuestas a los agujeros del amor. Posiblemente tuvieran razón. Tal vez sí, tal vez no. Quién sabe.
Conservo la esperanza de averiguarlo, nadando por el pasado de vez en cuando, porque soy una inquieta, una curiosa, y me gusta saber el por qué de las cosas. Y más cuando son cosas que me envuelven, que me atraen, cosas en las que volveré a sumergirme y en las que ya no quiero volver a salir por la misma puerta.

Y ahora me pregunto que en ese "fueron felices y comieron perdices"... ¿Por qué perdices y no unos bollitos bien ricos?

viernes, 7 de junio de 2013

La incertidumbre e Idea Vilariño.

Mi amigo C.  siente rabia en su pecho cuando lee las cosas que escribo y con la poca frecuencia que las publico. "Algún día publicarás algo" me dice con energía y convicción. Y yo le sonrío y le contesto "Tal vez, quien sabe" mientras le sigo sonriendo y no dejo de hacerlo, tal vez, quien sabe, porque sí que me gustaría que así fuese. 
Una mañana de fin de semana de los últimos dos meses, mientras escuchaba la radio, leyeron un poema desgarrador, que me rompió en dos lo poco que me quedaba unido. Se titulaba "Ya no." de Idea Vilariño

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

Atónita por sus palabras, por la verdad, por el dolor y el sufrimiento, decidí que necesitaba empaparme de aquel sentimiento, necesitaba zambullirme en esa piscina y para salir y estar limpia. Así que busqué sus libros por todas las librerías de Zaragoza, sin éxito alguno. Tal vez no sería posible leerla. Y por arte de magia, una tarde de viernes, mientras recorría una biblioteca, camino de la salida, vi en grande un cartel que decía "Poesía" y ahí fui, directa a la letra V, y con una sonrisa, cogí su obra completa. Me pegué los 15 minutos siguientes, andando por la calle, leyendo esos poemas, sintiendo la angustia de sus palabras, también, sintiendo paisajes que jamás vería, pero que aquellos poemas me trasladaban a esos lugares. 
Y entonces, escribí a mi amigo C. para decirle que en ese mismo momento podría escribir cosas preciosas, majestuosas y únicas, de mi corazón a mis manos, de mis manos a vuestros ojos. Y sé que aunque su contestación fueron unas letras, sé que gritó con todas sus fuerzas aquel "Venga, ponte ahora mismo a escribir.

La facilidad con la que las palabras nacen de mis labios cerrados a la pantalla del ordenador, me aterra y me asombra.  Me deja atónita. Últimamente ya no veo las cosas con esos mismos ojos.  Ahora veo historias. Ahora tomo anotaciones en mi memoria, sobre ciertos momentos que quiero guardarme para escribir sobre ellos. Colecciono a la señora vestida con un conjunto de ropa que valdría más de lo que gano yo en un mes, llorando por una de las calles más concurridas de toda Zaragoza. Paseaba ligeramente con un disgusto que posiblemente su dinero no podría aliviar. También colecciono los abrazos que me dan dado, los besos en la frente, las risas sin medida. El dolor punzante y desgarrador que en ciertas ocasiones he vivido. Para que tal vez, cuando complete mi colección, sea posible que todo ese desorden, en silencio, viaje de mi memoria al corazón para llegar de las manos a una hoja de papel en blanco. 

Hace poco, dejé de tener certezas seguras... Y hoy, he vuelto a tener una de ellas... Tal vez sí, algún día publicaré algo. 

lunes, 3 de junio de 2013

Carta a C.

 

Querido C, allá donde te encuentres cuando leas esto, he de decirte que ya no hay nubes en el cielo. El cierzo se las ha llevado todas. Tal vez ahora mismo estés mirando por tu ventana, si es que tienes, eso espero. Tal vez simplemente continúes leyendo o quien sabe. Hoy te escribo para decirte, lo que me suelo decir últimamente a mi misma. Ya me conoces, a veces tengo descubrimientos feroces que llegan como un huracán cuando me despierto. Hay tantas cosas que no sé... Pero eso ya lo sabes. Todos lo sabemos.
Pero de lo que no tienes ni idea, es que da lo mismo las veces que quieras, y que por desgracia, dejes de querer. No importa los besos que vayas dando, o a quien se los vayas negando. Eso no cuenta. Esto es incontable. Se da la vuelta y tú la das con él. El amor es, querido amigo, la ruleta rusa más grande que jamás hemos encontrado, visto o divisado. Que no importa que tengas veintitrés años o cuarenta y dos. Da lo mismo si estás cerca o lejos. ¡Eso tampoco importa! Las cosas pasan, y de algunas de ellas no te das cuenta. Algunas veces son las mejores...Otras las peores. Otras se quedan en medio, en ese terreno resbaladizo que es la tierra de los no sé. No importan las listas de las razones por las que han fallado las relaciones. No hay una serie de normas que hay que seguir sin salirte de la raya para que todo sea eterno. 

El otro día, mientras esperaba en Correos a que llegara mi turno, escuché a una chica decirle a su acompañante " Bésame siempre" a lo que él respondió "Eso deseo". Y una pequeña sonrisa se dibujó en mi cara, con algo de envidia y algo de romanticismo. "Eso desea" pensé, y ojalá lo consiga, me dije a mi misma. Mientras aquellos dos se derretían con la mirada, el señor de Correos llamaba a gritos al número cincuenta y dos, que era yo. Debería hacerme ese tatuaje pensé. "Los jóvenes mueren de romanticismo" tatuado en mi cadera. Tal vez, quien sabe. Pero tú sí que sabes que yo creo en los momentos, para lo bueno y para lo malo. Y si llega, llegará, y si no... Serán otras cosas.

Con todo esta colección de frases que salen de mis manos, como un monólogo desenfrenado, a donde quiero llegar es que de entre todas las cosas que no sé, sí que sé que lo más importante es quererse. Hacerlo y seguir haciéndolo. De la forma que cada uno sepamos hacerlo, con toda la intensidad que nuestro cuerpo nos deje. Porque eso es lo que mantiene unidos a dos personas. Y sí, es posible que las flores, los discos, los libros, las películas del cine que tanto odias, pero tanto le gustan, las cenas, o los mensajes cortos y bonitos, hagan sumar a ese amor. Eso me gusta pensar. No sé qué cosas son las que hacen restar, a parte de las evidentes. Pero sé que cuando quieres es maravilloso. La cuestión es que llegue el momento en el que querer y que te quiera sea a la vez, a la par, y luchar día a día porque ese sentimiento perdure...Y no dar nada por hecho y definitivo. Supongo que es como lo que le dijo aquel chico a esa chica, desear que así sea.

Una vez le escribí a A. cuando nuestra amistad estaba a punto de deteriorarse y le dije "Me prometiste que nunca nos haríamos daño, que nunca nos abandonaríamos, y sin embargo mira a donde hemos llegado" y un amigo común a los dos me escribió diciéndome que las promesas tienen valor sentimental en el momento en el que las haces, que luego dejan de tener sentido, que de nada vale preguntarse y reprochar por qué prometimos cosas que no llegamos a cumplir del todo.
Así que, a pesar de que cuando lloras te diga que siempre voy a estar ahí, que soy tu amiga, y esa infinidad de tontadas que te digo sin parar para que sonrías un poco, a pesar de que te prometo cosas infinitas, las cuales ya sólo me queda desear que ocurran, a pesar de que no sé nada de sentimientos... A pesar de todo, he de decirte que ojalá tu "para siempre" sea lo más real y bonito que este mundo haya visto. Eso sí que lo deseo, y tomarnos los tres empanadillas en libaneses...Y si solo tenemos que ser los dos, no te preocupes, encontraremos otros "Para siempre" que sí que se hagan eternos.

Que las lágrimas no te hagan dejar de reír, y cuando te duela el pecho, abrazo contra abrazo y traspaso de dolor. Soy buena llevando pesos a la espalda. Ya sabes, pocas veces me quejo. Querido C, límpiate esa lagrimilla y dedícate una sonrisa. P. me dijo el otro día "Lo importante es quererse, es lo único que importa" y sabes, tenía razón. Esa fue una gran revelación.