viernes, 7 de junio de 2013

La incertidumbre e Idea Vilariño.

Mi amigo C.  siente rabia en su pecho cuando lee las cosas que escribo y con la poca frecuencia que las publico. "Algún día publicarás algo" me dice con energía y convicción. Y yo le sonrío y le contesto "Tal vez, quien sabe" mientras le sigo sonriendo y no dejo de hacerlo, tal vez, quien sabe, porque sí que me gustaría que así fuese. 
Una mañana de fin de semana de los últimos dos meses, mientras escuchaba la radio, leyeron un poema desgarrador, que me rompió en dos lo poco que me quedaba unido. Se titulaba "Ya no." de Idea Vilariño

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

Atónita por sus palabras, por la verdad, por el dolor y el sufrimiento, decidí que necesitaba empaparme de aquel sentimiento, necesitaba zambullirme en esa piscina y para salir y estar limpia. Así que busqué sus libros por todas las librerías de Zaragoza, sin éxito alguno. Tal vez no sería posible leerla. Y por arte de magia, una tarde de viernes, mientras recorría una biblioteca, camino de la salida, vi en grande un cartel que decía "Poesía" y ahí fui, directa a la letra V, y con una sonrisa, cogí su obra completa. Me pegué los 15 minutos siguientes, andando por la calle, leyendo esos poemas, sintiendo la angustia de sus palabras, también, sintiendo paisajes que jamás vería, pero que aquellos poemas me trasladaban a esos lugares. 
Y entonces, escribí a mi amigo C. para decirle que en ese mismo momento podría escribir cosas preciosas, majestuosas y únicas, de mi corazón a mis manos, de mis manos a vuestros ojos. Y sé que aunque su contestación fueron unas letras, sé que gritó con todas sus fuerzas aquel "Venga, ponte ahora mismo a escribir.

La facilidad con la que las palabras nacen de mis labios cerrados a la pantalla del ordenador, me aterra y me asombra.  Me deja atónita. Últimamente ya no veo las cosas con esos mismos ojos.  Ahora veo historias. Ahora tomo anotaciones en mi memoria, sobre ciertos momentos que quiero guardarme para escribir sobre ellos. Colecciono a la señora vestida con un conjunto de ropa que valdría más de lo que gano yo en un mes, llorando por una de las calles más concurridas de toda Zaragoza. Paseaba ligeramente con un disgusto que posiblemente su dinero no podría aliviar. También colecciono los abrazos que me dan dado, los besos en la frente, las risas sin medida. El dolor punzante y desgarrador que en ciertas ocasiones he vivido. Para que tal vez, cuando complete mi colección, sea posible que todo ese desorden, en silencio, viaje de mi memoria al corazón para llegar de las manos a una hoja de papel en blanco. 

Hace poco, dejé de tener certezas seguras... Y hoy, he vuelto a tener una de ellas... Tal vez sí, algún día publicaré algo. 

2 comentarios:

  1. Esa certeza hace que a todos se nos dibuje en la cara una pequeña sonrisa de Amélie :)

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  2. Talento te sobra, bonita :)

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