martes, 24 de marzo de 2015

Cuando hablo del abismo

"Viento en la cara" de Mónica Carretero

Cuando hablo de precipicios, hablo del abismo,
del viento en la cara,
del nudo en la garganta,
de la sensación de libertad y angustia que te atrapa
y de ese fin que se encuentra a pocos segundos de ti.
Cuando hablo de caídas,
no hablo de los ejercicios que explico a mis alumnos,
ni de los tropiezos que me doy cogida de tu mano,
ni de la bolsa,
ni de la ropa interior deslizándose ventana a ventana.
Hablo de soltar la mano,
de ni siquiera tenerla,
de descender fuerte, bruscamente,
como si la nada existiera y cayeras en ella,
ahogándote, asfixiándote, penetrándote...
Hablo de la mano que tenemos en el pecho,
que nos agarra el corazón y nos lo estruja,
que nos hurga en los intestinos y nos los descoloca,
que nos da la vida, el aliento, la última palabra.
Hablo de ese algo que me sugieren los precipicios,
de la sensación efímera, falsa y peligrosa de libertad,
de la brisa del mar dedicándote una sonrisa.
Cuando hablo de precipicios, hablo de tristezas absolutas,
de momentos de soledad,
de ese bis a bis con tu yo interior,
de precipicios que pueden ser reales o ficticios.
Sin embargo cuando te miro a los ojos,
me pierdo en el precipicio de tu mirada
y me dejo caer,
me desvanezco,
empiezo a flotar, a volar,
y siento la brisa en mi cara,
el sentimiento de libertad que me genera tu presencia,
y la mano de mi pecho es la tuya,
acariciándome, dejándome llevar.
Cuando hablo de precipicios, hablo de ti,
de la vorágine de amor que nos envuelve la vida,
hablo de ti y de tu mirada,
hablo de que tus ojos siempre me salvan,
hablo de la esperanza de que seamos nuestros propios precipicios.

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